1 de noviembre de 2008

Disturbios en el cementerio

Hoy me he metido entre pecho y espalda esta película de 1987. Es una película italiana dirigida por Lamberto Bava. Siguiendo el espiritu de Kárate Kimura, intenta esconder el pais de origen de la película, aparentando ser una película americana, que era lo que daba valor en el cine.

Comienza con un grupo de cinco jóvenes que roban en un supermercado y se van de acampada en su furgoneta. Al cruzar un río ésta se queda atrancada y deciden seguir a pie. Acampan en una iglesia abandonada y de repente descubren un extraño bar, que parece haber aparecido de la nada. Allí el posadero, un extraño anciano al que le falta un ojo, les habla de un juego en el que pueden ganar un pequeño tesoro. Para jugar sólo tienen que meter algo de dinero en el cofre del tesoro, dinero que se ha ido acumulando a través de los años con el dinero de la gente que ha participado. El reto es sencillo: sólo tienen que permanecer hasta el amanecer en una cripta subterranea y se llevarán el premio. Por supuesto, aceptan. Al bajar se encontrarán, no sólo con la cripta, sino con un grandioso cementerio subterraneo, en el que se encontrarán con multitud de criaturas extrañas, zombis, esqueletos vivientes, bichos acuaticos...

Casi no hace falta que lo diga, pero su hora y veintisiete minutos se hacen larguiiiiiisimos. Es una película de bajo presupuesto, lo que se nota principalmente en sus escasos efectos especiales, básicamente la niebla hecha con una máquina de humo. Una de las monstruas que sale en la película me recordó bastante al bicho de los ojos en las manos del Laberinto del Fauno, igual se inspiraron en esta, vete a saber. Llegando al final de la película, estuve a punto de sorprenderme: ¡se acababa como una película de Amenabar!, pero no. Ni eso supieron hacer bien. Bueno, que le estoy dedicando demasiado tiempo a esta película, nota un 1.